viernes, 27 de mayo de 2016

CONFUSIÓN DE SENTIMIENTOS, STEFAN ZWEIG

Pero lo que inflamaba sobre todo mi celo era el orgullo de salir airoso delante de mi maestro, de no defraudar su confianza, de arrancarle una sonrisa de aprobación y me apreciara como yo lo apreciaba


Confusión de sentimientos, Editorial Acantilado, pág 33

viernes, 13 de mayo de 2016

MI ÚLTIMO SUSPIRO, LUIS BUÑUEL

Recuerdo también las clases de Filosofía, en las que el profesor nos explicaba con una media sonrisa compasiva, la doctrina del pobre Kant, por ejemplo, que se había equivocado tan lastimosamente en sus razonamientos metafísicos. Nosotros tomábamos notas apresuradas. “¡Mantecón!¡Refúteme a Kant!”. Si Mantecón llevaba la lección bien aprendida, la refutación duraba menos de dos minutos


Mi último suspiro, Plaza&Janes, pág 34