Había demasiados libros de
hombres medianamente inteligentes como él. ¿Qué es lo que
justifica la vida de un hombre, al fin y al cabo? Desde luego, un
libro no. Leería y pensaría y prepararía nuevas series de
conferencias. Sabía que era un profesor de talento. Uno debe
conservar la esperanza y el sentido de la vida propia y proseguir con
el esfuerzo. A John Forbes estas cosas nunca le habían parecido
excesivamente difíciles.
Henry y Cato, Impedimenta, pág 37