viernes, 19 de junio de 2020

LA SAL DE LA TIERRA, JOSEPH RATZINGER

Fui coadjutor en una parroquia y daba dieciséis horas semanales de Religión, a seis clases diferentes, de la 2ª a la 8ª clase. Eso suponía un montón de trabajo, más aún si se tiene en cuenta que yo me estrenaba en aquel encargo. Era lo que más tiempo me llevaba de todas mis obligaciones pastorales; disfrutaba mucho con aquellas clases porque enseguida comprobé que tenía facilidad para relacionarme con los niños. Fue una experiencia muy interesante para mí, dejar el ámbito intelectual para, de pronto, dirigirme a los niños. Me pareció muy bonito transformar el abstracto universo de los conceptos de modo que un niño también pudiera entenderlo


viernes, 5 de junio de 2020

BÚNKER, TOTEKING

Una vez una profesora que teníamos en el instituto Velázquez venía tan derrotada de la clase que acababa de dar en otro grupo, que cuando entró en la nuestra me dijo: “Manolito, vete de clase, que hoy no tengo ganas de aguantarte”. Todavía no había soltado el bolso en la mesa, ni había pronunciado el primer “¡Silencio!”, y ya me había echado. Si te sentabas a mi lado, inevitablemente nos expulsaban a los dos de clase. Que se lo pregunten si no a David Bravo



Búnker, Blackie Books, pág 79