No quería ser profesor; no se veía en ese papel, no tenía paciencia, ni comprendía ni se identificaba con los demás, versiones más jóvenes de sí mismo. ¡No, por Dios!, solo imaginarlo le llenaba de temor. (Si no podía sacarse el doctorado, si tenía que recurrir, por ejemplo, a dar clases en un instituto).
Decía Juan de Mairena en sus momentos de mal humor: «Un pedagogo hubo: se llamaba Herodes».
viernes, 20 de mayo de 2022
viernes, 6 de mayo de 2022
EL MAL DORMIR, DAVID JIMÉNEZ TORRES
Hay pocas inyecciones de adrenalina tan intensas como la que se activa al entrar en un aula y sentir sobre uno la mirada de decenas de desconocidos. Tras un instante terrible, en el que daríamos mucho por huir de ahí y escondernos en alguna maleta, el cerebro se despeja. La lombriz de verbo pedregoso que entró en clase se siente transformada en un nuevo Churchill. Podemos explicar el Romancero gitano como podríamos arengar a los estudiantes a luchar contra el invasor en las playas, en los campos, en las colinas.
El mal dormir, libros del Asteroide, página 98
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