Como profesor que era, a mi padre se le daba bien guiar a la gente para que llegasen a sus propias conclusiones. Era desapasionado, malhumorado, a veces hasta un poco insidioso
Mi año de descanso y relajación, Alfaguara, página 51
Decía Juan de Mairena en sus momentos de mal humor: «Un pedagogo hubo: se llamaba Herodes».
Como profesor que era, a mi padre se le daba bien guiar a la gente para que llegasen a sus propias conclusiones. Era desapasionado, malhumorado, a veces hasta un poco insidioso
Mi año de descanso y relajación, Alfaguara, página 51
—Pero ¿qué tengo que enseñarles? —preguntó Paul con repentino pánico.
—¡Oh!, yo que usted no trataría de enseñarles nada,
por lo menos por ahora. Trate de mantenerlos callados, nada más. Esa es una
cosa que nunca aprendí a hacer- suspiró míster Prendergast.