Eso es lo peor de la enseñanza, que nuestras acciones o no tienen la menor fuerza o tienen una fuerza que supera toda intención, y no solo nuestras acciones sino también nuestras inacciones, los gestos y palabras que se contienen o no se dicen, todo lo que podríamos haber hecho y no hicimos; y, aún más, que las consecuencias resuenan a través de los años y el silencio, nunca podemos saber realmente lo que hemos hecho.
Decía Juan de Mairena en sus momentos de mal humor: «Un pedagogo hubo: se llamaba Herodes».
viernes, 19 de mayo de 2023
viernes, 5 de mayo de 2023
MIS RINCONES OSCUROS, JAMES ELLROY
Me trasladé a una escuela privada que tenía por nombre El Paraíso de los Niños. No estaba reconocida oficialmente y mi madre se ahorraba cincuenta dólares al mes. La institución era un sumidero para chicos con hogares desestructurados. Se garantizaba el aprobado, pero las horas de confinamiento se extendían desde las siete y media de la mañana hasta las cinco de la tarde, cada día. Los profesores eran unos histéricos o se mostraban pasivos y derrotados.
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