- Señora Lawerence, este chico está bajo
nuestra responsabilidad. El asistente social nos cedió su tutela. Se quedará en
su clase- se inclinó hacia mí, pálida-. Como profesoras, es nuestro deber
controlar estas situaciones, enseñar a pesar de los obstáculos.
- Bueno, pues no soy capaz.
- ¡Es usted débil!- dijo entre dientes
- Sí, es cierto. Ha podido conmigo. No
soporto lo que le hace al resto de la clase, ni lo que me hace a mí. Si Tim
vuelve, renuncio
El
Tim (Manual
para mujeres de la limpieza), Alfaguara, pág 72
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