Perdí totalmente el interés por
la escuela después de que el tema del coro se fuera al carajo. Dibujo técnico,
física, matemáticas… Todo me producía grandes bostezos porque, por mucho que
intentaran explicármelo, por más que intentaran meterme el álgebra en la
cabeza, yo ‘sencillamente no lo entendía’, y tampoco veía motivo alguno para
entenderlo. No iba a estudiar aquello salvo a punta de pistola, si me
amenazaban con un látigo y me tenían a pan y agua. Lo habría aprendido, habría
sido capaz de aprenderlo, pero algo en mi interior me decía que no me iba a
servir de nada y que si quería aprenderlo algún día podría hacerlo solo
Vida,
memorias Keith Richards, Globalrhythm, pág 56