Vosotros debéis amar y respetar a vuestros maestros, a
cuantos de buena fe se interesan por vuestra formación espiritual. Pero para
juzgar si su labor fue más o menos acertada, debéis esperar mucho tiempo, acaso
toda la vida, y dejar que el juicio lo formulen vuestros descendientes
Cátedra Letras Hispánicas, pág 104
Qué bonito. Yo, de mis profesores buenos, guardo hasta sus apuntes.
ResponderEliminarSin olvidar tampoco a los malos profesores, que tantas conversaciones han dado y que han servido también para apuntalar vocaciones, aunque sea por descarte
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