La maricona de Trosky dice en su
autobiografía que toda su vida mantendría una deuda irredimible con el maestro
que le enseñó a leer. Sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo con la
afirmación del judío traidor; guardo un gran recuerdo de la persona que me
arrancó de las tinieblas del analfabetismo y que con su trabajo contribuyó a
que este panfleto exista. La señorita María Dolores. Una persona de principios
férreos, a quien ya le habían querido abrir la cabeza algún padre porque ella
no veía con buenos ojos la aconfesionalidad de la enseñanza pública y se
empeñaba en que los alumnos matriculaos en Ética aprendieran el padrenuestro,
el avemaría y el “cuatro esquinitas tiene mi cama”. Podemos estar de acuerdo
con alguien así o no, pero no se le puede negar ni integridad ni un par de
huevos.
Yonkis y gitanos,, Libros del KO, pág 13
No hay comentarios:
Publicar un comentario