Era alto, espléndido,
bigotudo y tenía un cerebro sutil y excelente. Su fuerte había sido
la teoría política. Enseñaba en el Hunter College, a mujeres.
Muchachas encantadoras, idiotas, tontas, según decía. De vez en
cuando topaba con alguna inteligencia femenina poderosa, pero muy
irritable, quejosa, con demasiada ideología sexual, pobrecilla
El
planeta de Mr. Sammler,
Debolsillo, pág 20