El
maestro, alentado por el apoyo de las altas esferas, presentó una
lista de los nombres de los padres que no llevaban a sus niños a la
escuela. Seguidamente saco otra de los padres que mandaban a sus
hijos sin otro alimento que el almuerzo tradicional, cerveza, que
tenía ebrios a sus pupilos toda la tarde.
El antropólogo inocente, Anagram, página 193
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