Aquellos
jóvenes eran los peores, y algunos de ellos eran auténticos tiranos, deprimidos
y amargados porque el idealismo que los había traído a trabajar con nosotros no
tenía nada que ver con la burocracia petrificada del sistema escolar de
Columbus ni con la pasividad apática de los niños a los que ellos habían soñado
inspirar (leer, adoctrinar) con un izquierdismo blando (‘paz’ era una gran
palabra para aquellos hombres) que se replicaba y halagaba a sus partidarios,
unos niños que en cambio se encontraban estancamente encerrados en sí mismos y
en un tedio institucional del que no eran conscientes pero que ya les había
robado los corazones
Literatura Mondadori, pág 265
No hay comentarios:
Publicar un comentario