Los gemelos irían a un colegio muy selecto de Park Avenue, fundado por un teórico de la pedagogía que había escrito un libro titulado Thou Eye Among the Blind. Aceptaba la doctrina del Menón de Platón. Los gemelos no aprenderían mucho
Poderes terrenales, Libro amigo Narrativa, pág 552
Decía Juan de Mairena en sus momentos de mal humor: «Un pedagogo hubo: se llamaba Herodes».
viernes, 26 de diciembre de 2014
viernes, 12 de diciembre de 2014
EL HORIZONTE, PATRICK MODIANO
El chico leía un libro de texto
de matemáticas. A Bosmans lo sorprendió ver que tomaba notas en los márgenes.
La niña estaba ensimismada en un libro de tapas amarillas de la colección “Classiques”
de Garnier: los ‘Pensamientos’ de Pascal. Bosmans les preguntó qué edad tenían.
Once y doce años. Les dio la enhorabuena por ser tan serios y tan precoces.
Pero parecían insensibles a esos elogios, como si aquello cayera por su propio
peso. El niño se encogió de hombros mientras volvía a abstraerse en el libro de
texto y la niña le lanzó una sonrisa tímida a Bosman
El horizonte, Anagrama, pág 61
viernes, 28 de noviembre de 2014
SLAVOJ ZIZEC HABLA SOBRE LA REFORMA DE BOLONIA
Lo simplifico un poco, pero la
idea principal es la de transformar la educación superior para resolver
problemas reales, lo que significa convertir a los intelectuales en expertos.
¿Pero qué es un experto? Es alguien que resuelve un problema definido por otro.
Digamos que soy un político y hay manifestaciones, suicidios, crímenes… y me
dirijo a los expertos y les pregunto cómo controlo las manifestaciones…Pero no
es el trabajo de un verdadero intelectual. Un verdadero intelectual hace algo
mucho más radical: cuestiona la forma de ver los problemas
ABC Cultural, nº 1161, pág 16
viernes, 14 de noviembre de 2014
COETZEE ESCRIBE SOBRE BECKETT
Lo que más desanimaba a Beckett de la profesión era la docencia. Un día
tras otro, este joven tímido y taciturno tenía que enfrentarse en el aula a los
hijos e hijas de la clase media protestante irlandesa y convencerles de que
Ronsard y Stendhal merecían que les prestasen su atención”. Decía lo que tenía que decir y luego salía del aula…Creo que se
consideraba a sí mismo un mal profesor, y eso es una lástima, porque era tan
bueno…Desgraciadamente, muchos de sus alumnos estaban de acuerdo con él. “La
idea de volver a dar clase me paraliza”, escribía Beckett a McGGreeny desde el
Trinity en 1931 al acercarse un nuevo curso.
viernes, 31 de octubre de 2014
UNA TEMPORADA PARA SILBAR, IVAN DOIG (II)
Morrie se enderezó con calma.
Todos sabíamos que pegarle a un maestro era una ofensa capital, pero que el
maestro devolviera el golpe era otra historia. Eddie había puesto los ojos en
blanco y seguí agitando la mano maltrecha, a la espera de su destino. Una
mancha roja del tamaño de sus nudillos había aparecido al final de la frente de
Morrie. Tenía torcido el cuello de la camisa y la corbata desmadejada sobre el
pecho. Durante varios segundos, toda la escuela contempló vacilante la escena:
el hombre adulto, compacto, y el enorme adolescente, el uno frente al otro.
Luego, Morrie se acomodó el cuello y la corbata y dijo casi con total
normalidad:
-
Hablaré contigo al final del día, Eddie. Los demás,
volved a vuestros sitios y sacad el libro de geografía.
Una temporada para silbar, Libros del Asteroide, pág 151
viernes, 17 de octubre de 2014
SOBRE LA BELLEZA, ZADIE SMITH (I)
La respuesta nunca variaba.
Silencio. Pero era una especie interesante de silencio, privativo de las clases
de Humanidades de las universidades selectas. No había silencio porque nadie
tuviera nada que decir sino por todo lo contrario. Lo notabas, Howard lo
notaba, en el aula bullían millones de cosas que decir, algunas con tanta
fuerza que parecían brotar de los estudiantes telepáticamente y rebotar en los
muebles. Los chicos miraban con ansia la mesa o la ventana o a Howard; los más
apocados fingían tomar apuntes. Pero ninguno hablaría. Tenían miedo de sus
compañeros, y más aún del propio Howard. En sus primeros tiempos de profesor,
él intentaba, estúpidamente, animarlos a vencer este temor; ahora lo
entusiasmaba. El temor era respeto; el respeto, temor. Si no tienes temor no
tienes nada.
-
¿Nada que decir? ¿Tan exhaustivo he sido? ¿Ni
una sola pregunta?
Un acento inglés cuidadosamente
preservado incrementaba el factor miedo. Howard dejó que el silencio se
prolongara. Se volvió hacia la pizarra y, lentamente, desprendió la fotocopia,
dejando que las mudas preguntas le acribillaran la espalda.
Sobre la belleza, Narrativa Salamandra, pág 175
viernes, 3 de octubre de 2014
DESPEÑAPERROS, JOSÉ MARÍA VAZ DE SOTO (I)
Incluso el que la esposa
trabajara fuera de casa, en vez de limitarse a las tareas del hogar, suponía
para ellos más una necesidad provisional que el resultado de una convicción o
la insoslayable consecuencia de un principio igualitario, como lo prueba el
hecho de que, a los pocos meses de haber obtenido Javier su cátedra en el
instituto de Vitoria, Blanca no dudara en pedir la excedencia y no voliviera a
incorporarse a la enseñanza hasta ocho o diez años más tarde, cuando –ya en
Sevilla- nacieron sus dos hijos y el sueldo de catedrático (que no había ido
aumentando, a lo largo de los años setenta, al ritmo del coste de vida, en
tanto que el de los maestros se había adelantado tal vez a ese ritmo) empezó a
resultarles insuficiente.
Despeñaperros, Colección Austral, pág 197
viernes, 19 de septiembre de 2014
CONFESIONES DE UN BURGUÉS, SÁNDOR MÁRAI (II)
Era un profesor algo especial,
pues no se interesaba mucho por el grado de aplicación de sus discípulos,
odiaba a los empollones y en los exámenes prefería aprobar a un estudiante
inteligente, aunque no supiera responder a sus preguntas, que a uno que se
supiera todo de memoria pero en el fondo no entendiera nada… Se sentaba en su
cátedra, enorme y corpulento se recostaba sobre si escritorio inclinándose
hacia un lado, cómodo e imperturbable, e interrogaba a veces durante horas
enteras al jurista en ciernes que se examinaba- entre apuros y sudores-, para
sentenciar al final: “No sabe nada del tema, pero parece inteligente”. Miles de
juristas húngaros asistieron a sus clases, y los que lograron comprender su
extraña manera de pensar jamás pudieron librarse de su influencia.
Confesiones de un burgués, Salamandra, pág 120
viernes, 5 de septiembre de 2014
EL MAR, EL MAR, IRIS MURDOCH (I)
Recibió una educación mejor que
la mía, y ahí es donde empiezan a rechinarme los dientes. Yo fui a la escuela
secundaria local (una buena escuela, aburrida, que ya no existe), mientras que
James fue a Winchester. (Quizá eso fue una bendición relativa, pues, en cierto
sentido, jamás se recuperó. Dicen que rara vez sucede.) Mi educación fue
razonablemente sólida, y, sobre todo, descubría a Shakespeare. Pero James, me
parecía entonces, estaba aprendiendo de todo. Sabía latín y griego, además de
varias lenguas modernas; yo solo conocía un poco el francés, y menos el latín.
El mar, el mar, Lumen, pág 105
viernes, 22 de agosto de 2014
JUAN DE MAIRENA, ANTONIO MACHADO (II)
“Esta posición no la hemos descubierto nosotros, sino los antiguos griegos, porque,
como alguien ha dicho con supremo acierto, Dios hizo a los antiguos griegos para que
podamos comer los profesores del porvenir”
Juan de Mairena, Cátedra Letras Hispánicas, pág 315
como alguien ha dicho con supremo acierto, Dios hizo a los antiguos griegos para que
podamos comer los profesores del porvenir”
Juan de Mairena, Cátedra Letras Hispánicas, pág 315
viernes, 8 de agosto de 2014
AMERICANAH, CHIMAMANDA NGOZI ADICHE (I)
La universidad en Estados Unidos
era fácil, los trabajos se enviaban por correo electrónico, las aulas tenían
aire acondicionado, los profesores ponían de buena gana exámenes de repesca.
Pero se sentía incómoda con lo que los profesores llamaban “participación”, y
no entendía por qué eso debía incluirse en la nota final; solo servía para
inducir a los alumnos a hablar y hablar, perdiendo tiempo de clase con
obviedades, vacuidades, a veces sinsentidos. A los estadounidenses debían de
enseñarlos, desde primaria, a decir algo en clase, lo que fuese. Así que ella
permanecía en el aula, rodeada de estudiantes instalados relajadamente en sus
sillas, todos rebosantes de saber, no sobre la materia, sino sobre cómo estar
en clase. Nunca decían; “No lo sé”. En vez de eso, decían: “No estoy seguro”,
lo cual no aportaba información pero dejaba en el aire la posibilidad de
conocimiento.
Americanah, Random House, pág 177
viernes, 25 de julio de 2014
VIDA, KEITH RICHARDS (II)
Odiaba la escuela primaria.
Odiaba cualquier escuela. Según contaba Doris, lo pasaba tan mal que en más de
una ocasión me llevó a cuestas hasta casa porque no podía no podía ni caminar
de lo mucho que temblaba y eso era antes de que empezaran los golpes y las
brulas de los matones. La comida era espantosa. Recuerdo que nos obligaban a
comer una poruqería llamada 'tarta gitana'. Yo me negaba en rotundo porque me
repugnaba; era un pastel con un engrudo chamuscado dentro, mermelada, caramelo
o algo así. Todos los escolares de entonces conocían esa exquisitez y a algunos
incluso les gustaba. Pero aquello no era mi postre ideal, así que intentaban
obligarme a comerlo amenazándome con un castigo o una multa. Era todo muy
dickensiano. Con mi infantil caligrafía debía escribir debía escribir
tescientas veces 'comeré lo que me pongan'. Después de un tiempo ya dominaba la
técnica: 'Comeré, comeré, comeré, comeré, comeré, comeré, comeré... lo, lo, lo,
lo, lo, lo, lo...
Vida, memorias Keith Richards, Globalrhythm, pág 33
viernes, 11 de julio de 2014
STONER, JOHN WILLIAMS (II)
A pesar de que sólo iba a enseñar
fundamentos de gramática y composición a un grupo poco selecto de alumnos,
aguardaba la tarea con entusiasmo, apreciando profundamente lo que
representaba. Programó el curso la semana antes del comienzo del semestre de
otoño, valorando las posibilidades que había mientras luchaba con los
materiales y temas de esta empresa pero sentía la lógica de la gramática y
pensaba que percibía cómo le salía de adentro, calando el lenguaje y
respaldando el pensamiento humano. En los simples ejercicios de composición que
preparó para sus alumnos advertía las potencialidades de la prosa y sus
bellezas y ansiaba animar a sus alumnos en la medida de su entusiasmo
Stoner, Baile del Sol, pág 29
viernes, 27 de junio de 2014
VOLVERÁS A REGIÓN, JUAN BENET (I)
Aun cuando la educación había
caído en desuso en Región, desde la segunda década del siglo, aún seguían
abiertas dos escuelas públicas y un instituto de enseñanza media; el patio, ciertamente, se había convertido
en una cochera, los porteros habían ido, poco a poco, transformando casi todas
las dependencias en corrales pero aún se daba clase y en casi todos los
agujereados encerados de las aulas seguían dibujados con tiza, más indeleble
que el pirograbado, hipérbolas y elipses, frases de francés y fórmulas de
química del tiempo de la monarquía.
Volverás a Región, Destino, pág 24
viernes, 13 de junio de 2014
SCHOOLSVILLE, BILLY COLLINS
Glancing over my shoulder at the past,
I realize the number of students I have taught
is enough to populate a small town.
I realize the number of students I have taught
is enough to populate a small town.
I can see it nestled in a paper
landscape,
chalk dust flurrying down in winter,
nights dark as a blackboard.
chalk dust flurrying down in winter,
nights dark as a blackboard.
The population ages but never graduates.
On hot afternoons they sweat the final in the park
and when it's cold they shiver around stoves
reading disorganized essays out loud.
A bell rings on the hour and everybody zigzags
into the streets with their books.
On hot afternoons they sweat the final in the park
and when it's cold they shiver around stoves
reading disorganized essays out loud.
A bell rings on the hour and everybody zigzags
into the streets with their books.
I forgot all their last names first and
their
first names last in alphabetical order.
But the boy who always had his hand up
is an alderman and owns the haberdashery.
The girl who signed her papers in lipstick
leans against the drugstore, smoking,
brushing her hair like a machine.
first names last in alphabetical order.
But the boy who always had his hand up
is an alderman and owns the haberdashery.
The girl who signed her papers in lipstick
leans against the drugstore, smoking,
brushing her hair like a machine.
Their grades are sewn into their clothes
like references to Hawthorne.
The A's stroll along with other A's.
The D's honk whenever they pass another D.
like references to Hawthorne.
The A's stroll along with other A's.
The D's honk whenever they pass another D.
All the creative-writing students
recline
on the courthouse lawn and play the lute.
Wherever they go, they form a big circle.
on the courthouse lawn and play the lute.
Wherever they go, they form a big circle.
Needless to say, I am the mayor.
I live in the white colonial at Maple and Main.
I rarely leave the house. The car deflates
in the driveway. Vines twirl around the porch swing.
I live in the white colonial at Maple and Main.
I rarely leave the house. The car deflates
in the driveway. Vines twirl around the porch swing.
Once
in a while a student knocks on the door
with a term paper fifteen years late
or a question about Yeats or double-spacing.
And sometimes one will appear in a windowpane
to watch me lecturing the wallpaper,
quizzing the chandelier, reprimanding the air.
with a term paper fifteen years late
or a question about Yeats or double-spacing.
And sometimes one will appear in a windowpane
to watch me lecturing the wallpaper,
quizzing the chandelier, reprimanding the air.
Navegando a solas por la habitación, DVD EDICIONES poesía, pág 46
viernes, 30 de mayo de 2014
DIARIOS (1914-1923), FRANZ KAFKA
Hace poco, cuando salía del
ascensor a la hora habitual, se me ocurrió que mi vida, con sus días que cada
vez se vuelven más uniformes en los menores detalles, se parece a los castigos
escolares en las que el alumno tiene que escribir diez, cien o más veces, según
la gravedad de la culpa, una frase carente de sentido- al menos al repetirla-;
pero en mi caso se trata de un castigo en el que la orden es: ”tantas veces
como seas capaz de resistir”
Diarios (1914-1923), Editorial Lumen, pág 14
viernes, 16 de mayo de 2014
EL OFICIO DE VIVIR, CESARE PAVESE (II)
Se enseña lo que
indefectiblemente es. (Las técnicas, en efecto, son.) Por lo demás, para
enseñar una cosa, es preciso creer en su valor absoluto- que exista incluso sin
nosotros; que ‘sea’ objetivamente
El oficio de vivir, Narradores de Hoy, Bruguera Alfaguara, pág 253
viernes, 2 de mayo de 2014
BRINDIS, GERARDO DIEGO
mi nombramiento profesional.
Debiera hora deciros: —«Amigos,
muchas gracias», y sentarme, pero sin ripios.
Permitidme que os lo diga en tono lírico,
en verso, sí, pero libre y de capricho.
Amigos:
dentro de unos días me veré rodeado de chicos,
de chicos torpes y listos,
y dóciles y ariscos,
a muchas leguas de este Santander mío,
en un pueblo antiguo,
tranquilo
y frío,
y les hablaré de versos y de hemistiquios,
y del Dante, y de Shakespeare, y de Moratín (hijo),
y de pluscuamperfectos y de participios,
y el uno bostezará y el otro me hará un guiño.
Y otro, seguramente el más listo,
me pondrá un alias definitivo.
Y así pasarán cursos monótonos y prolijos.
Pero un día tendré un discípulo,
un verdadero discípulo,
y moldearé su alma de niño
y le haré hacerse nuevo y distinto,
distinto de mí y de todos: él mismo.
Y me guardará respeto y cariño.
Y ahora os digo:
amigos,
brindemos por ese niño,
por ese predilecto discípulo,
porque mis dedos rígidos
acierten a moldear su espíritu,
y mi llama lírica prenda en su corazón virgíneo,
y porque siga su camino
intacto y limpio,
y porque este mi discípulo,
que inmortalice mi nombre y mi apellido,
... sea el hijo,
el hijo
de uno de vosotros, amigos.
Antología de sus versos 1918-1983, Colección Austral Espasa Calpe, pág 134
viernes, 18 de abril de 2014
1984, GEORGE ORWELL
Wiston se quedó pensando un
momento, luego acercó el hablaescribe y empezó a dictar con el estilo habitual
del Hermano Mayor: un estilo al mismo tiempo marcial y pedante, y fácil de
imitar por el recurso de hacer preguntas y responderlas enseguida (“¿Qué
lección sacamos de esto, camaradas? La lección- que es también uno de los
principios fundamentales del Socing- es que … etc,etc.
1984, Debolsillo, pág 55
viernes, 4 de abril de 2014
LECCIONES DE LOS MAESTROS, GEORGE STEINER
La mala enseñanza es,
casi literalmente, asesina y, metafóricamente, un pecado.
, Lecciones
de los maestros, Biblioteca de Ensayo Siruela, pág 26
viernes, 21 de marzo de 2014
LAS NINFAS, FRANCISCO UMBRAL
Paseamos los jardines
universitarios, tranquilos, soleados, huyendo de las calles llenas de
droguerías y afiladores, y gozamos de aquellos ámbitos de cultura donde todo
parecía como más ordenado e inteligente. Entramos en la vieja Universidad,
donde yo experimenté una vez más , como cada vez que entraba, el vacío
abrumador de no ser hijo de aquella casa, de no ser universitario, beato
todavía de estas cosas y fervoroso de aquel mundo que imaginaba como un culto
minué de catedráticos y estudiantes, donde el saber pasaba de unos a otros
delicadamente, como ese pañuelo que se pasaban los antiguos en los bailes
versallescos. Más tarde descubriría que aquello no era sino un caserón
burocrático donde se faenaba con la cultura como Jesusita faenaba con sus
pellejos de vino en la vinatería.
Las ninfas, biblioteca El Mundo, pág 107
viernes, 7 de marzo de 2014
AUTOBIOGRAFÍA, G.K. CHESTERTON (I)
...de todo lo que me
enseñaron sin que lo aprendiera y de todo lo que aprendí sin que
nadie me lo enseñara.
Autobiografía, Acantilado pág 116
viernes, 21 de febrero de 2014
FRANKENSTEIN O EL MODERNO PROMETEO, MARY W. SHELLEY
Juventud
más feliz que la mía no puede haber existido. Mis padres eran
indulgentes y mis compañeros amables. Para nosotros los estudios
nunca fueron una imposición; siempre teníamos una meta a la vista
que nos espoleaba a proseguirlos. Ésta era el método, y no la
emulación, que nos inducía a aplicarnos. Con el fin de que sus
compañeras no la dejaran atrás, a Elizabeth no se la orientaba
hacia el dibujo. Sin embargo, se dedicaba a él motivada por el deseo
de agradar a su tía, representando alguna escena favorita dibujada
por ella misma. Aprendimos inglés y latín para poder leer lo que en
esas lenguas se había escrito. Tan lejos estaba el estudio de
resultarnos odioso a consecuencia de los castigos, que disfrutábamos
con él, y nuestros entretenimiento constituían lo que para otros
niños hubieran sido pesadas tareas. Quizá no leímos tantos libros
ni aprendimos lenguas tan rápidamente como aquellos a quienes se les
educa conforme a los métodos habituales, pero lo que aprendimos se
nos fijó en la memoria con mayor profundidad.
Frankenstein
o El moderno Prometeo, Cátedra Letras Universles, pág 147
viernes, 7 de febrero de 2014
TÉCNICAS DE ILUMINACIÓN, ELOY TIZÓN.
Klenz.
Profesor Klenz. Así era como se llamaba aquel sabio. Vestía
chaquetas entalladas con los hombros muy picudos, prominentes, cuyas
lomas le daban un aspecto de montaña rusa. Klenz tenía una cama
plegable en su despacho en la que a veces dormía, por las mañanas
entraba bostezando en el aula sonámbulo y despeinado, cara de ido,
toda la ropa arrugada, con un termo de café en la cartera, y en
seguida se ponía a explicar geometría descriptiva, a repartir
fotocopias entre los alumnos y a mover con lentitud sus pinzas de
molusco.
Técnicas
de iluminación, Páginas de Espuma, pág 148
viernes, 24 de enero de 2014
LA TENTACIÓN DEL FRACASO, JULIO RAMÓN RIBEYRO
La
verdad es que no me extraña la reacción de la familia inglesa, pues
Julito ha sido mal educado. Ni Alida ni yo hemos podido corregir su
desorden, irresponsabilidad, prodigalidad, vehemencia, tec. Alida,
porque su trabajo le impide ocuparse de él, estar en casa a las
horas en que él come, juega o se acuesta. Yo, por liberalismo o
falta de carácter. Aparte de ello, Julito es hechura de la escuela
comunal francesa. Esta pudo haber sido, hace diez o veite años, una
escuela aceptable, desde el punto de vista modales, lenguaje,
educación, aparte de intrucción propiamente dicha. Pero ya no lo
es. La mayor parte de los alumnos que la frecuentan son hijos de
pequeños comerciantes, obreros y sobre todo trabajadores
inmigrantes: árabes, españoles, portugueses, etc. Lo que puede
aprender en un hogar como el nuestro esneutralizado y contrarrestado
por el medio escolar, de sus amigos y el barrio. Carece de maneras,
su comportamiento es tosco, su lenguaje populachero. Para eso ya no
hay remedio, al menos por ahora. Ya Alida piensa en el remedio
tradicional: un buen internado, donde lo tengan al breque y le
impongan disciplina y modales, férreamente. Un internado inglés,
por ejemplo. Pero, ¿quién puede garantizar cómo son actualmente
esos internados? A lo mejor ha ocurrido lo mismo que en las escuelas
comunales francesas. En fin, problema mortificante, que se añade a
otros problemas.
La
tentaciónd el fracaso, Seix Barral Biblioteca Breve, pág 623
viernes, 10 de enero de 2014
ENSAYOS (LOS BIGOTES BLANCOS), NATALIA GINZBURG
La
única persona que parecía darse cuenta de mi existencia en la
escuela era el profesor. Alto, viejo, un poco encorvado, de cara
sonrosada, con una barba de chivo. Le cogí cariño desde el primer
día, porque me sonrió cuando fui a buscar una pluma que se me había
caído cerca de su silla. Mi amor por él estaba impregnado de miedo.
A veces montaba en cólera, gritaba porque había ruido en la clase,
golpeaba la mesa con los puños, temblaba el tintero. Sin embargo, me
daba la impresión de que ese miedo no provenía de su ira sino de
algo distinto, no sabía de qué. Él era el amo de aquellos lugares,
suya era la pizarra, suya la tiza, suyo el mapa físico de Italia que
tenía a su espalda; aquellos objetos infectaban su persona y su
persona los infectaba; el terro se esparcía desde su pañuelo de
suave algodón, desde su barba de chivo.
Ensayos
(Los bigotes blancos), Lumen, pág 175
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