En
el colegio dejé que hablase ella, porque tiene más preparación y
cultura que yo. Sí me di cuenta, no obstante, de que era un lugar
precioso y de que todos los profesores parecían muy buenos y los
alumnos se comportaban de maravilla, dando los buenos días cuando te
los cruzabas en el pasillo y hasta cediéndose el paso unos a otros
Rendición, Alfaguara, pág 113
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