En 1833, Colin Goodykoontz, un predicador ambulante con nombre de cuento de hadas, resumió la situación de una ciudad de Indiana del siguiente modo:
‘La
ignorancia y su escuálida prole. Una carencia universal de
intelecto. La abstinencia total de la literatura es práctica
generalizada… No hay ninguna autoridad académica en gramática o
geografía ni, hasta donde yo sé, un profesor capacitado para
instruirlos… Otros padecen durante unos pocos meses al año los
métodos de enseñanza de lectura, escritura y cálculo más
anticuados e inadmisibles… ¿Es necesario que haga un alto para
recordaros que esta ciénaga es idónea para engendrar repugnantes
reptiles? ¡Croan de celos; su fanatismo es desaforado; son
desconfiados como serpientes; están ciegos cual gusanos; tienen la
malicia de los cocodrilos!’
Las cosas han cambiado desde
entonces, pero en ninguno de los aspectos mencionados
En
el corazón del corazón del país, La navaja suiza
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