Como todo niño romano de buena familia, tuvo una excelente educación humanística. El responsable fue un preceptor, tradicionalista y exigente, de los que descreían de las teorías pedagógicas importadas por los alejandrinos. Para él sólo contaban las viejas y probadas reglas de la retórica, la memorización, la pureza de la lengua
Fulgentius, Random House, pág 21
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