viernes, 12 de agosto de 2022

UN ENCUENTRO PELIGROSO, ERNST JÜNGER (II)

 Dobrowsky le escuchaba con atención. Si hay maestros que no pueden entrar en clase sin que los alumnos empiecen a alborotar, también hay maridos a los que sus mujeres no tributan el menor respeto. Unos no sirven para la pedagogía y los otros no sirven para el erotismo. Se impone la palmeta.


Un encuentro peligroso, Seix Barral, página 102

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