viernes, 6 de octubre de 2023

POSTALES DE INVIERNO, ANN BEATTIE

 Una vez, cuando Franklin corría con ellos dando vueltas a la pista, se llevó las manos al pecho y cayó en la grava. Todos corrieron hacia él. Franklin sonrió: «Solo quería ver si os preocupabais por mí, hijos de puta», dijo. «Me acordaré de esto cuando llegue la hora de poner las notas». Con Franklin, nadie bajaba del siete; les ponía un siete incluso a los gordos y al chico raro. Cuando Charles hizo la solicitud a la universidad del estado, Franklin le escribió una carta de recomendación. Charles había oído que una recomendación del profesor de gimnasia ayudaba mucho. No sabía por qué. Pero le pidió a Franklin que se la escribiera, y Franklin lo hizo. Se la entregó en la clase siguiente. Había escrito el nombre del mes mal, y puesto comas donde no debía. A Charles, Franklin le dio mucha lástima; después de aquello, le costaba mirarle a la cara.

 

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