Su convicción era que el irnos de vacaciones a uno de esos hoteles le permitiría conocer a profesores como ella y, en consecuencia, garantizaría que sus hijos se hicieran amigos de hijos de otros profesores y se ennoviaran tal vez con hijos de otros profesores para convertirse luego ellos mismos en profesores, hasta procrear nuevos hijos de profesores y pasar sus vacaciones y su existencia juntos para siempre en un torbellino pedagógico. Esta era su idea del mundo.
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