Incluso tomó un desvío de un cuarto de milla para poder contemplar su vieja escuela, St. Barnabus, con sus muros altos, mancillados, de ladrillo, y su patio de asfalto picado. Era un ejercicio valioso de dolorosa nostalgia, y era realmente la razón primera por la que algunas veces aceptaba la invitación permanente de su madre de ir a comer los sábados (nunca los domingos). Era como arañar la costra de una herida; la ves dad era que quería cicatrices, estaría muy mal intentar olvidar, dejarlo todo en blanco
Decía Juan de Mairena en sus momentos de mal humor: «Un pedagogo hubo: se llamaba Herodes».
viernes, 21 de marzo de 2025
viernes, 7 de marzo de 2025
LOS HERMANOS BURGESS, ELIZABETH STROUT
—Ayanna dice que el lunes no llevará a sus hijos a la escuela —susurró Haweeya, y estornudó—. Cuando Omad le ha dicho que ahí están seguros, ella le ha replicado: «¿Seguros en un sitio en el que les dan patadas y puñetazos cuando el profesor no mira?»
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