viernes, 29 de marzo de 2019

A CONTRALUZ, RACHEL CUSK

Los estudiantes deliberaban sobre si las ventanas tenían que estar abiertas o cerradas, porque en el aula hacía un frío mortal y nadie había averiguado cómo se bajaba el aire acondicionado. Quedaba también la cuestión de la puerta, abierta o cerrada, de las luces, encendidas o apagadas, y de si el ordenador, que proyectaba sobre la pared un rectángulo azul vacío, y emitía un zumbido, iba a utilizarse o podíamos apagarlo




A contraluz, Libros del Asteroide, pág 119

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