Y en medio de todo, en esta vida de completa desconexión, hace un momento R. nos ha dicho por teléfono que le han quedado tres en la segunda evaluación. Ha sido una noticia extrañísima. Tres suspensos en un sobrino, en un vecino, en el hijo de un amigo no tienen ninguna importancia; ahora, tres suspensos en esta familia son un drama. Jamás había suspendido. Él mismo estaba desconcertado, aunque debía barruntarlo, porque ésa es de la clase de catástrofes que, como las avalanchas, se hacen preceder de un gran ruido. Y habríamos querido estar con él. Y todo lo que encontrábamos hasta ese momento sabrosísimo se insustanció, y no hacíamos más que pensar en nuestra vieja casa y en un chico que lo estará pasando mal
El fanal hialino, Austral, página 367
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