viernes, 25 de febrero de 2022

NUNCA FUIMOS MÁS FELICES, CARLOS MARZAL

 Recuerdo que hablamos mucho de la enseñanza en institutos. Por entonces yo daba clases de bachillerato en el IES de El Puerto de Sagunto, y a Labordeta se le iba a terminar al año siguiente el permiso de excedencia del que disfrutaba. No sabía qué hacer, si reincorporarse a la enseñanza o probar suerte en otros asuntos. Me pidió consejo, y le dije que no se le ocurriera regresar a las aulas

Llevaba más de diez años de excedencia, y los alumnos que él había conocido no se parecían a los alumnos del momento. Con sesenta y un años, lo más normal sería que lo desquiciaran y se lo comiesen con ternasco aragonés. No es país para viejos la enseñanza y a los sesenta y uno ya se es viejo para andar domando criaturas salvajes

Nunca fuimos más felices, Tusquets, página 455

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