Hace poco, cuando salía del
ascensor a la hora habitual, se me ocurrió que mi vida, con sus días que cada
vez se vuelven más uniformes en los menores detalles, se parece a los castigos
escolares en las que el alumno tiene que escribir diez, cien o más veces, según
la gravedad de la culpa, una frase carente de sentido- al menos al repetirla-;
pero en mi caso se trata de un castigo en el que la orden es: ”tantas veces
como seas capaz de resistir”
Diarios (1914-1923), Editorial Lumen, pág 14
Está muy bien vista la comparación, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarHe visto recientemente una conferencia del escritor David Foster Wallace que me recomendaron en la que habla de cómo vencer esa monotonía.
Y también habla de ello Cortázar en el comienzo de Manual de instrucciones, del libro Historias de cronopios y de famas : " Cuando abra la puerta y me asome a la escalera, sabré que abajo empieza la calle; no el molde ya aceptado, no las cosas ya sabidas, no el hotel de enfrente; la calle, la viva floresta donde cada instante puede arrojarse sobre mí como una magnolia, donde las caras van a nacer cuando las mire,..."