viernes, 8 de agosto de 2014

AMERICANAH, CHIMAMANDA NGOZI ADICHE (I)

La universidad en Estados Unidos era fácil, los trabajos se enviaban por correo electrónico, las aulas tenían aire acondicionado, los profesores ponían de buena gana exámenes de repesca. Pero se sentía incómoda con lo que los profesores llamaban “participación”, y no entendía por qué eso debía incluirse en la nota final; solo servía para inducir a los alumnos a hablar y hablar, perdiendo tiempo de clase con obviedades, vacuidades, a veces sinsentidos. A los estadounidenses debían de enseñarlos, desde primaria, a decir algo en clase, lo que fuese. Así que ella permanecía en el aula, rodeada de estudiantes instalados relajadamente en sus sillas, todos rebosantes de saber, no sobre la materia, sino sobre cómo estar en clase. Nunca decían; “No lo sé”. En vez de eso, decían: “No estoy seguro”, lo cual no aportaba información pero dejaba en el aire la posibilidad de conocimiento.
Americanah, Random House, pág 177 

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