viernes, 5 de septiembre de 2014

EL MAR, EL MAR, IRIS MURDOCH (I)

Recibió una educación mejor que la mía, y ahí es donde empiezan a rechinarme los dientes. Yo fui a la escuela secundaria local (una buena escuela, aburrida, que ya no existe), mientras que James fue a Winchester. (Quizá eso fue una bendición relativa, pues, en cierto sentido, jamás se recuperó. Dicen que rara vez sucede.) Mi educación fue razonablemente sólida, y, sobre todo, descubría a Shakespeare. Pero James, me parecía entonces, estaba aprendiendo de todo. Sabía latín y griego, además de varias lenguas modernas; yo solo conocía un poco el francés, y menos el latín.
El mar, el mar, Lumen, pág 105

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