viernes, 26 de junio de 2015

RETRATO DE UNA DAMA, HENRY JAMES

Ocupaba este edificio una escuela primaria para niños de ambos sexos, gobernada o, mejor dicho, desgobernada por una presumida señora de la que Isabel conservaba como recuerdo sobresaliente que se sujetaba los cabellos junto a las sienes con unos raros peinecillos y que era viuda de un caballero de cierta importancia. A la pequeña Isabel se le había ofrecido la oportunidad de aprender las primeras letras en tal escuela, pero, después de haber pasado un día en ella, protestó violentamente contra sus reglas y logró que se le permitiera quedarse en casa, desde donde los templados días del mes de septiembre, cuando las ventanas de la Casa Holandesa permanecían abiertas, le era dado oír el coro de voces infantiles repitiendo la tabla de multiplicar … , hecho en el cual se mezclaba de forma confusa el júbilo de la libertad con el dolor de la exclusión


Retrato de una dama, Ediciones B, pág 37 

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