A pesar de que sólo iba a enseñar
fundamentos de gramática y composición a un grupo poco selecto de alumnos,
aguardaba la tarea con entusiasmo, apreciando profundamente lo que
representaba. Programó el curso la semana antes del comienzo del semestre de
otoño, valorando las posibilidades que había mientras luchaba con los
materiales y temas de esta empresa pero sentía la lógica de la gramática y
pensaba que percibía cómo le salía de adentro, calando el lenguaje y
respaldando el pensamiento humano. En los simples ejercicios de composición que
preparó para sus alumnos advertía las potencialidades de la prosa y sus
bellezas y ansiaba animar a sus alumnos en la medida de su entusiasmo
Stoner, Baile del Sol, pág 29
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