viernes, 27 de diciembre de 2013

UNA TEMPORADA PARA SILBAR, IVAN DOIG (I)

Me revolví en el asiento mientras la mirada colectiva del aula permanecía en el personaje que estaba al frente de la habitación. Por mi experiencia en ambos frentes del aula, sé que en esa mirada hay duda, asombro, emoción, esperanza, algo de temor y algo que se acerca a la adoración: esos son todos los ingredientes de ese primer encuentro entre el maestro y aquellos cuyo destino es sentarse y aprender.


Una temporada para silbar, Libros del Asteroide, pág 112     

viernes, 13 de diciembre de 2013

LA CIUDAD DE DIOS, E.L. DOCTOROW

Os contaré, por contraste, el tipo de cosas que aprendí en la escuela. Tenía un profesor en el Luitpold Gymnasium. Cuando entraba en la clase, nos poníamos de pie, y cuando se sujetaba las solapas de su toga y asentía con la cabeza, nos sentábamos. Eso era bastante normal. Siempre consideré que la disciplina era su manera de imponer rigor intelectual y de que no decayera nuestra atención a la hora de recibir ideas. Y por ese motivo, en esa ridícula escuela no caminábamos sino que marchábamos y nos levantábamos y nos sentábamos al unísono y salmodiábamos las declinaciones en latín como si fueran juramentos tribales. En mi opinión era algo totalmente insultante, quizá incluso mortífero. Después de uno o dos trimestres, esos chicos perdían toda su chispa mental, les arrancaban la curiosidad a golpes, eliminaban su personalidad; en los recreos yo me sentaba con la espalda apoyada en el muro de la escuela y los observaba correr de un lado a otro o luchar o jugar al fútbol, pero fuera cuál fuera el juego, lo que intentaban sin lugar a dudas era matarse los unos a los otros. En su temeridad, con las chaquetas de sus uniformes apiladas a un lado para que no sufrieran daño, asomaba la furia de su ser, que ardía lentamente, dispersa sin remedio entre sus camaradas. Yo veía todo eso y me mantenía apartado, hacía mis deberes, que me exigían muy poco, y no ponía a prueba las posibles ambigüedades de una posible amistad con ninguno de ellos, pues en mi opinión todo era destrucción, y todo por culpa de ese principio germánico-claramente erróneo-de la educación por medio de la tiranía. Yo me sentaba en clase y dejaba divagar mi mente. El hermano de mi madre, Casar, me había regalado un libro sobre la geometría euclídea. Me lo leí como si fuera una novela. Para mí fue un libro excitante, de interés periodístico. Y una mañana, sin darme cuenta, estaba sonriendo al recordar el maravilloso teorema de Pitágoras, y al momento el profesor estaba delante de mí y golpeaba mi pupitre con su puntero para reclamar mi atención. Cuando acabó la clase, en el momento en que salía en compañía de los demás, me llamó para que me quedara. Me miró desde lo alto de su tarima. Tenía la cara redonda, roja y lustrosa, y me recordaba una manzana acaramelada. Parecía que, si se le mordiese la cara, aquella superficie dura y glaseada fuera a grietarse hasta la pulpa. Eres una mala influencia en mi clase, Albert, dijo. Voy a hacer que te manden a otra. No lo entendí. Le pregunté qué había hecho de malo. Te estás sentado allí atrás sonriendo y soñando despierto, dijo. Si todos y cada uno de los alumnos no me prestasen atención, ¿cómo podría mantener mi amor propio? Con ese comentario aprendí en un instante el secreto de todo despotismo

La ciudad de Dios,Muchnik Editores , pág 57

viernes, 29 de noviembre de 2013

BOQUITAS PINTADAS, MANUEL PUIG

-          ¿No te acordás si era maestro el muchacho?
-          Sí, me parece que sí que la Mabel decía que tenía un trabajo de mujer …

Boquitas pintadas,biblioteca El Mundo, pág 146
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                            

viernes, 15 de noviembre de 2013

EL EJÉRCITO FURIOSO, FRED VARGAS

Veyrenc ha tomado su decisión desde hace tiempo. ¿Policía o profesor, usted que elegiría? La enseñanza es una virtud que amarga. La policía es un vicio que enorgullece. Y como es más fácil abandonar una virtud que un vicio, no tiene elección. Me voy a ver al supuesto tío abuelo al hospital de Versalles
El ejército furioso, punto de lectura, pág 31    

viernes, 1 de noviembre de 2013

AÑOS DE PENITENCIA, CARLOS BARRAL (I)

Las instalaciones del instituto eran tan precarias que los dos últimos cursos convivíamos en la misma aula, lo que obligaba a lecciones en turnos, de muy difícil disciplina para los no afectados…Era todo polvoriento y decrépito, y parecía que el aparato docente estuviese allí de paso, acampado de cualquier manera, pero la verdad es que el centro funcionaba bien, con bastante orden y que en el claustro había tres o cuatro profesores notables, seguramente de los mejores que yo había conocido

Años de penitencia, Alianza Tres, pág 170

viernes, 18 de octubre de 2013

REUNIÓN EN EL RESTAURANTE NOSTALGIA, ANNE TYLER (I)

-          En Matemáticas, un bien. En historia, un suficiente. Y en ciencias… y gimnasia…Ha faltado tanto que al final le pregunté si se había saltado clases. “Sí, señora”, dijo sin rodeos. “¿Qué te has saltado”, le pregunté. “Febrero”, dijo él.
Jenny se rio. La profesora la miró. Jenny se puso bien las gafas.
-          ¿Cree que podría ser la pubertad?
-          Todos los niños de su curso están en la pubertad- replicó la profesora.

Reunión en el restaurante Nostalgia,, pág 254

viernes, 4 de octubre de 2013

LA CHICA SOBRE LA NEVERA (LA TRISTE HISTORIA DE LA FAMILIA NEMALIN), ETGAR KERET

Al contrario que Hirsch, eran muchos los que estaban muy contentos con la apertura de la escuela porque ahora los niños no andaban corriendo con los palos a lo largo de las vallas atronando el mundo. Mensch dividió los estudios por días: los domingos, los lunes y los martes eran los días dedicados a la cultura, durante los que los niños tenían que aprenderse de memoria poemas en idiomas que no conocían; los miércoles, los jueves y los viernes eran los días de la ‘Wissenschaft’, en los que estudiaban las ciencias
La chica sobre la nevera, Siruela, pág 54

viernes, 20 de septiembre de 2013

CONFESIONES DE UN BURGUÉS, SÁNDOR MÁRAI (I)

Mi madre se había preparado para ser maestra. Cuando conoció a mi padre ya había terminado los estudios de Magisterio y estuvo enseñando durante unos años antes de casarse. Era una educadora de primera categoría. Sus sorprendentes asociaciones de ideas, su magnífico sentido del humor, el frescor de su alma, su infantilismo casi genial, que logró conservar durante toda la vida, despertaban simpatía y confianza en sus hijos. Nosotros sentíamos que nuestra madre no era uno de esos adultos que ‘se sientan a jugar con los niños’, sino que jugaba de verdad, se emocionaba igual que nosotros y en realidad nunca se retiraba del todo de la habitación de los niños…
Confesiones de un burgués, Salamandra, pág 153

viernes, 6 de septiembre de 2013

UN ENCUENTRO PELIGROSO, ERNST JÜNGER

Como excelente pedagogo que era, empezó por infundirle la noción de su propio valor, inculcándosela profundamente para que luego se manifestara en la apariencia
Un encuentro peligroso, Seix Barral, pág 37


viernes, 23 de agosto de 2013

LAURA, PÍO BAROJA


-          Ha tenido tres institutrices, dos alemanas y una polaca. A mí me parecían bien, pero ella a todas las encuentra insoportables y con todas ha reñido.
-          Quizá tenga razón- dijo Kitty.
-          Sí, pero mientras tanto a mí no me deja vivir en paz.

Laura, CLUB Bruguera, pág 187

viernes, 9 de agosto de 2013

HENRY Y CATO, IRIS MURDOCH (I)

La juventud carece de firmeza, pensó. No son como fuimos nosotros. No pueden afrontar nada que les resulte difícil. No se les ha enseñado la importante diferencia que existe entre hacer las cosas bien y hacerlas mal. No quieren más que ser ellos mismos, pero la educación es el proceso de ampliación y cambio que se desarrolla hasta poder llegar a comprender aquello que es diferente. No es de extrañar que la indolente y vocinglera juventud izquierdista esté derivando hacia un anarquismo obtuso: siempre quejándose, cuando hay tantas cosas buenas por hacer y tantas por aprender y por lo que regocijarse. Evidentemente, los problemas comienzan en el colegio, y están todos ellos empapados de autocompasión. ¡Nunca se me habría ocurrido decirle a mi padre que no era feliz en la facultad!

Henry y Cato, Impedimenta, pág 36

viernes, 26 de julio de 2013

UN CUARTO PROPIO, VIRGINIA WOOLF

Créanme- y he dedicado buena parte de diez años a vigilar unas trescientas escuelas elementales-, hablamos mucho de nuestra democracia, pero en el día de hoy, un chico pobre en Inglaterra no tiene más posibilidad de alcanzar esa emancipación intelectual de la que nacen los grandes libros, que la que podía tener el hijo de un esclavo ateniense

Un cuarto propio , Alianza editorial, pág 118

viernes, 12 de julio de 2013

EL LEJANO PAÍS DE LOS ESTANQUES, LORENZO SILVA

-          Los lánguidos son los violines- corregí-. Es Verlaine, y en Francia se lo sabe todo el mundo, como aquí la ‘Canción del pirata’
-          ¿Qué canción? Yo no me la sé esa.
Entonces reparé en que Chamorro era una víctima del sistema educativo moderno, lúdico, audiovisual y todas las demás monsergas de ese jaez. Ahora bien, aunque no hubiera tenido un maestro cavernícola que le cultivara la memoria de lo útil y lo inútil a golpes de regla, era imposible que desconociera aquella pieza señera de la lírica patria
-          Seguro que sí, los cañones por banda y el viento en popa, a toda vela
-          Ah, esa. No me sonaba el título

El lejano país de los estanques,Booket , pág 106

viernes, 28 de junio de 2013

MI FAMILIA Y OTROS ANIMALES, GERALD DURRELL

Teodoro poseía un pozo de sabiduría aparentemente inextinguible sobre cualquier tema, pero la impartía con tal delicada modestia que, más que la de estar aprendiendo algo nuevo, le daba a uno la impresión de recordar algo ya sabido y olvidado

 Mi familia y otros animales, Alianza tres, pág 147

viernes, 14 de junio de 2013

AL SUR DE GRANADA, GERALD BRENAN

La asistencia a la escuela, sin embargo, constituía un asunto diferente. El Estado insistía en que debía haber una escuela, y la hubo, regentada por una maestra. Aquellos muchachos que no tenían que ayudar a sus familias guardando cabras, se reunían allí todas las mañanas para asimilar los rudimentos de una educación moderna. Aprendían de memoria una serie de himnos y oraciones, se familiarizaban un poco con las historias de la Biblia y, en cuanto a la aritmética, llegaban a dominar los números cardinales hasta el veinte y si eran listos hasta el cien. También memorizaban los nombres de los cuatro continentes mayores y las doce naciones principales, y aprendían a reconocer a los animales más importantes, comenzando por el perro y el león. Esto se les facilitaba mediante una lámina de colores que colgaba de la pared, y que mostraba a una vaca junto a un caldero en el momento del ordeño, un cazador con su perro, un camello junto a una palmera, y un león devorando un antílope

Al sur de Granada, Fábula Tusquets, pág 109

viernes, 31 de mayo de 2013

VIDA, KEITH RICHARDS (I)


Perdí totalmente el interés por la escuela después de que el tema del coro se fuera al carajo. Dibujo técnico, física, matemáticas… Todo me producía grandes bostezos porque, por mucho que intentaran explicármelo, por más que intentaran meterme el álgebra en la cabeza, yo ‘sencillamente no lo entendía’, y tampoco veía motivo alguno para entenderlo. No iba a estudiar aquello salvo a punta de pistola, si me amenazaban con un látigo y me tenían a pan y agua. Lo habría aprendido, habría sido capaz de aprenderlo, pero algo en mi interior me decía que no me iba a servir de nada y que si quería aprenderlo algún día podría hacerlo solo
Vida, memorias Keith Richards, Globalrhythm, pág 56

viernes, 17 de mayo de 2013

STONER, JOHN WILLIAMS (I)


Estaba dispuesto a admitirse a sí mismo que no había sido buen profesor. Siempre, desde la época en la que se había movido a trompicones en sus primeras clases de inglés de primero, se había percatado del abismo existente entre lo que sentía por su asignatura y lo que impartía en clase; lo que estaba más vivo se marchitaba en sus palabras y lo que le emocionaba más se volvía frío al pronunciarlo. Y la conciecia de su insuficiencia le disgustaba tanto que su percepción crecía con normalidad, como si fuera tan parte de él mismo como sus hombros encorvados
Stoner, Editorial Baile del Sol, pág 102 

viernes, 3 de mayo de 2013

JUAN DE MAIRENA, ANTONIO MACHADO (I)

Vosotros debéis amar y respetar a vuestros maestros, a cuantos de buena fe se interesan por vuestra formación espiritual. Pero para juzgar si su labor fue más o menos acertada, debéis esperar mucho tiempo, acaso toda la vida, y dejar que el juicio lo formulen vuestros descendientes
Cátedra Letras Hispánicas,  pág 104


viernes, 19 de abril de 2013

EL JOVEN VENDEDOR Y EL ESTILO DE VIDA FLUIDO, FERNANDO SAN BASILIO


-          ¡Grado cero de preocupación!¡Grado cero!¡Sobresalientes para todos!
El profesor de Lenguaje Audiovisual se acaricia las patillas, pone los ojos en blanco y añade:
-          Va a haber sobresalientes para todos. Quiero decir que todos vais a tener sobresaliente en esta asignatura: ¿no es una buena noticia?
La clase estalla en un aullido de satisfacción, algunos tiran las gorras al aire, otros patalean y sacuden sus mochilas. Hay un muchacho rubio, con el pelo finísimo y los hombros muy juntos, dentro de una camiseta blanca Jack&Jones, que se sube al pupitre y levanta los brazos y zapatea.
-          Vasilikas, siéntate. Técnicamente, esto no es todavía un zoológico.
Impedimenta, pág 64

viernes, 5 de abril de 2013

EL REY PÁLIDO, DAVID FOSTER WALLACE (I)

Aquellos jóvenes eran los peores, y algunos de ellos eran auténticos tiranos, deprimidos y amargados porque el idealismo que los había traído a trabajar con nosotros no tenía nada que ver con la burocracia petrificada del sistema escolar de Columbus ni con la pasividad apática de los niños a los que ellos habían soñado inspirar (leer, adoctrinar) con un izquierdismo blando (‘paz’ era una gran palabra para aquellos hombres) que se replicaba y halagaba a sus partidarios, unos niños que en cambio se encontraban estancamente encerrados en sí mismos y en un tedio institucional del que no eran conscientes pero que ya les había robado los corazones
 Literatura Mondadori, pág 265



viernes, 22 de marzo de 2013

EJÉRCITO ENEMIGO (ALBERTO OLMOS)


-          No, llegué desmotivado. Mira – y por primera vez, se volvió hacia mí en el banco - , la mayoría de los profesores de instituto son hijos de profesores de instituto. Mis padres daban clase de Lengua y de Ciencias Sociales. Te dirán que lo llevan en la sangre, cualquier profesor, que tenían vocación y demás estupideces. Nadie lleva nada en la sangre, ¿entiendes?, ninguna vocación. Uno hace lo que hacían sus padres porque es lo fácil; lo fácil. Si tu padre es director de cine, te metes en el mundo del cine; si tiene un bar, lo heredas y sigues con él; y si es profesor de Lengua pues opositas, que ya sabes cómo se hace y qué esperan de ti. En realidad seguimos siendo una sociedad gremial
 Literatura Mondadori, pág 122


sábado, 9 de marzo de 2013

EL OFICIO DE VIVIR, CESARE PAVESE (I)


Una clase se le desmanda a un profesor por pasos imperceptibles, que el profesor tolera por señorío, sabiendo que lo que debe inspirar silencio es su presencia y no sus llamadas al orden. Pero poco a poco el alboroto se generaliza y el profesor debe intervenir y llamarle la atención a alguien. La clase comprende que el profesor no es invulnerable, que alguien ha hablado, y que cualquiera puede ser ese alguien. Se suceden otras reconvenciones que ‘habitúan’ a la reconvención. Y como no se puede castigar a todos, se forma un estado de alboroto tolerado que disculpa a cada alumno en particular. El profesor reprende entonces con más y por tanto- da igual- los rumores se hacen más malignos, ‘intencionales’, dado que el profesor es reacio por señorío a encontrar sanciones horribles o no consigue encontrarlas. El alboroto se convierte, pues, en un estado endémico, de distracción, de desahogo, de guerra, ahora que se conocen los límites de las reacciones del profesor. Su simple presencia no basta ya para obligar a callar, se necesita la reconvención y la reconvención ha dejado al descubierto su precariedad
 Narradores de Hoy, Bruguera Alfaguara, pág 187

sábado, 23 de febrero de 2013

LA TESIS DE NANCY, RAMÓN J. SENDER


También viene por el café un español que es maestro en un high school americano de la base de Morón. Dice que cuando reprende a algún chico americano que enreda en la clase éste le responde: ’La constitución de mi país me autoriza a la busca de la felicidad, y eso es lo que estoy haciendo'.
Editorial Novelas y Cuentos, página 267